Al muchacho que no recuerda mi nombre
lo sobrevuelan moscas
(al menos una vez por año)
Le dictan al oído las actividades del día
Y es entonces cuando comienza a oscurecer
Está cansado
Sus botas gastadas también están cansadas
Y sus ojos tristes
(siempre los tuvo así)
Uno o dos platos de lentejas calientes
le extenderían el pecho
una noche de frío y lluvia
pero las obligaciones y la nada
Hubiese pagado por sus días
cuando eran de campo y animales
pero eran otros días
Hoy: se acaricia el Portland
Con el muchacho que no recuerda mi nombre
convivimos una cerveza
un sillón
una Hitachi
(era un ambiente felizmente sensual)
después lloró
la promesa aterradora de la permanencia
15 comentarios:
El título es de Elder Silva.
encantador
lo mismo que paula, encantador nena!
besotes
convivimos una cerveza
me mato.gracias por el aguante y postea mas seguido que tan buenos.beso
uhhhhh
eso es volver Aniten.
No se vaya sin decirme adónde va.
saludos
hola, hablo con la campIona de nado?
me alegro mutcho que te haya gustado el poema, es diferente a las otras series.
como reestructuré el 1 no se como van a ir desarrollandose los otros que ya tenía escritos.
saludos, anit.
Describir la convivencia (breve, eterna) por las "cosas" que nos acompañaban... impresionante. Buenísimo.
Saludos.
ya con que le sobrevuelen las moscas una vez por año... ay...
Conmovedor y poderoso, Anita.
Gran regreso!
Te quiero, amiga.
la promesa aterradora de la permanencia...
me encantó. te felicito.
a los que convivimos
cervezas de colores
con usted
ese verso nos acaricio
el pechito tomado
por tanta birra fria
y como dice mi peladito
genio amor
incansable
"no nos olvidemos de nosotros,
recordemonos.."
espero cruzarla pronto amiga
entre versos y cervezas
entre noches poetas
de camara gesell
un gran beso,
postea que quiero leerte.saludos
lo que suelo decir cuando me quedo:
me quedo!
aniten no escribe mas.
no la saludo
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